Luna de diciembre

LUNA DE DICIEMBRE

Tal vez, pálida, llegues por entre noches
y horas frías de turrón y villancicos
a la luz de mi ventana; tal vez irrumpas
con el número de los meses
cumplido en el calendario
de tus órbitas. Y nos sonría
tu presencia
con su blancor diáfano y redondo
e inimitable. Tal vez
se muestren algunos signos, el pulso
de las guerras se detenga
un instante, se alcen plegarias
de esperanza. Pero temo
las despedidas de los días felices,
la herida sin cerrar
de los días más tristes,
el año escrito en la piel del aire
que ondea todas las banderas.

González Alonso

Luna de noviembre

 

Luna de noviembre

Luna de medio mes, media
naranja,
media noche. Y
blanca.

Te veo ascender sombra a sombra
de noviembre,
fanal de sueños
y horas de quietud, envidia
de las estrellas.

Los hombres duermen.
Los olivos retienen los aceites
de las aceitunas verdes,
verdes las ramas,
suspiros
de rumores
verdes.

Todo lo estás viendo con la luz
fría
de tu cuarto creciente. Murmura
el agua. Gime
el silencio
en el aire leve y veo
la vida
suspendida en el tiempo
de un reloj ya sin horas,
y respiro los aromas de la tierra
y vengo a ser, luna, testigo solitario
del silencio
del alma liberada. Vengo a ser

sombra
sólo sombra de tu sombra
que dibuja tu cara.

González Alonso

Luna de octubre

 

 

     Luna de octubre

No quedes con la luna
impuntual,
inconstante y caprichosa; déjala
ir
rasgando el horizonte
con su belleza roja,
el rutilante blanco de su rostro
rielando las aguas
sobre espumas de olas;

que acompañe, ángel del sueño,
las horas de tus noches.

Vencida de hermosura
sólo es abrazo de encendidas estrellas;
mírala
con su rumor cautivo de leyendas,

con su blancor redondo,
la dulce evocación del amor,
el sutil tacto de las sombras,
la luz titilante del deseo,
la eterna atracción de sus secretos
e ilusiones derramadas. Luna
al fin. Déjala
ir. Que vuele las cúpulas
del cielo. Que vuele sin trabas el albor
de las miradas,

la pasión que alumbran
luminarias
de las torres
más altas.

González Alonso

Luna de septiembre

 

¿Qué ves asomada al horizonte
de la noche
y el mar? ¿Quién navega
las olas en busca de las costas,
por que aguas rielan, ay, los sueños
amenazados de muerte, las ilusiones
preñadas de esperanza?
¿Ves desde la altura las sombras
del mundo y sus desgracias? ¿Tal vez
te avergüence contemplar las obras
de los hombres?
¿Cómo duele la soledad, cómo el silencio
que iluminas, cómo el miedo?
¿Qué temes desde la cima de tus cielos
como amapola roja e inflamada
de presagios? ¿Desde el brocal de las horas
qué terrible noticia escribirá la mañana
con los renglones torcidos en las páginas
de las arenas de las playas?

González Alonso

Luna de agosto

Luna de agosto

Te miras en la noche
y  te mira el día
y a tu rostro de luna
luna
asoma la sonrisa.

En los ojos zarcos
de las aguas frías
reposa la belleza que enamora
tu mirada limpia.

Tú subes
a sus cielos
con rubor de niña, piel naranja
de tacto adolescente,
blancor desnudo
de amor de novia enamorada
desvestida
de jazmines derramando sus aromas
por los jardines en sombra,
galanteo del aire,
brizna
de celos al arrullo de las olas
que besan las orillas.

La noche de agosto te corteja
y acompaña de estrellas
la luz de tus pupilas.

Cantan los grillos, los relojes
marcan las horas en las plazas
y suspiran los hados
de la buena fortuna.

González Alonso

Luna de julio

Luna de julio

Por los campos anchos de la luna de julio
qué luz extiende la pálida caricia
de tu voz, llama de urgentes
empeños, piel que rendida al beso
trae jazmines en sus tactos
de  aromas florecidos.

Ya los ojos no ven; por sus pupilas
sueñan y palpitan las pasiones,
testigos de la vida anudada a los abrazos
desnudos,
tiemblan. Mientras,
mueven molinos los gigantes brazos
de las aspas del verano y se escribe
imposible la aventura;
todo es hacedero ya y todo cabe
en el dedal del amor.

Dulcinea remueve entre sus dedos
las cuentas del rosario encantado de los sueños.

González Alonso

Luna de mayo

Llueves acuáridas en lágrimas
arrancadas al cometa, hija
de Júpiter en mayo,
luna llena.

De mi corazón arrancas
versos; de mi alma
la tristeza. Ya soy
todo tú en tu blancor
de noche
y de primavera,
todo tú
en lluvia de meteoros
girando por las esferas,
todo tú en suspenso
los sueños,
el aire en suspenso,
carrusel de poemas
en tu torno, baile
que ronda
el vuelo de los besos,
luna de mayo
mía,
luna entera.

Ya no estrecharán mis manos
tu cintura luminosa,
no cantarán las campanas
las horas de madrugada,
olvidarán las abejas
libar el néctar de mayo,
se detendrán los planetas
un segundo
mudos,
absortos,
quietos
en tu belleza.

González Alonso

Luna de abril

La luna fue en abril
y fue el amor
cantaba
y canta entre coplas Carlos
Cano –“para vivir
y sentir
para olvidar

Pero se queda el dolor
sin esperanza
ajeno ya a la noche
y tu luz, tan lejos
la primavera,
de aromas perfumados
los besos
que pone el viento
en tu boca
fresca
en la madrugada.

Luna de abril tricolor
republicana,
traes
el futuro en tus sueños; un
temor
y una pasión
a la libertad atada; luna
de abril
para olvidar
aunque se quede el dolor
y la muerte te persiga,
te persiga, ay, la muerte
al alba.

González Alonso

Luna de marzo

Selene y Endimión

Luna de almendros
en flor,
de amor de pastores, ¡ay!
el súbito temblor en la piel
de marzo
y la bóveda celeste estremecida,
cuando duerme Endimión
y envuelve tu luz pálida su cuerpo
en estrecho lazo,
luna,
y otros hombre y otras mujeres
y otras noches
se abrazan y se aman
y conciben
y traen al mundo los frutos
carnales
de las pasiones que empujan
la turbación
selenita
de los sueños.

González Alonso

 

*Selene se enamora del pastor Endimión, de belleza irresistible, y le concede el deseo de dormir eternamente. Endimión permanecerá eternamente joven y la luna lo amará en su sueño.