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Fuiste a por agua a la fuente
y volviste enamorada;
crisantemos en el pelo,
sonrisas en la mirada
y apretados en el pecho
abrazos de madrugada,
del mediodía los besos
y de la noche la äncha
curvatura de los cielos,
los sueños entre las sábanas,
rubor cálido en tus senos
alzándose hasta tu cara.
¿Qué tiene, díme, noviembre?
¿Qué ha de tener…?
No sé nada.
Yo no sé
sino del amor las nieblas,
sino de la sed el agua.
González Alonso
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