DE SENECTUTE
Marco Tulio Cicerón
Traducción de M. Nieves Fidalgo
Editorial Triacastela.- Madrid, 2001
Edición bilingüe latín-español
A saber. Nos encontramos ante la única obra latina dedicada a la vejez, de la cual Cicerón hace una apología y ocupa –sin duda- un lugar relevante en la literatura por la calidad de su estilo y argumentación.
El título original era “Cato maior de senectute liber”; está escrito en forma de diálogo entre Catón el Viejo y dos jóvenes. Cicerón escribe a sus 62 años sobre un Catón octogenario que da múltiples “razones para no renegar de la vejez y aceptarla como una etapa más de la vida, rica de dones y placeres”, naturalmente distintos de los que se goza en otras edades.
Desde luego, Cicerón reconoce y sabe que hay que aceptar con la mayor naturalidad que “el curso de la edad está determinado y el camino de la naturaleza es único y sencillo. A cada periodo de la vida se le ha dado su propia inquietud: la inseguridad a la infancia, la impetuosidad a la juventud, la sensatez y la constancia a la edad media, la madurez a la ancianidad”.
Antes de mencionar los temas centrales dejaré apuntado que puede considerarse un libro didáctico que enseña a vivir mejor –lo que hoy se conoce como de autoayuda- y desarrolla todo un arte de aprender a envejecer. También considera sabia a la naturaleza que nos retira el deseo de los placeres que con la vejez no se pueden obtener.
Los temas centrales de este ensayo se refieren a los cuatro motivos por los que la vejez puede parecer miserable y que refutará en su exposición. Enumeremos:
1.- La vejez aparta de las actividades. ¿De cuáles? Se pregunta Cicerón. Y reflexiona entendiendo cómo las cosas grandes requieren consejo, autoridad y opinión fundamentada, que la vejez procura en abundancia y que no se hacen con la fuerza, la rapidez o la agilidad del cuerpo. Sigue leyendo
CANTO A MÍ MISMO
Fueron aquellos días en que -a veces- creíamos ser muy mayores, nos enamorábamos como burros y nos entraban aquellas tristezas adolescentes que se recreaban en las hojas muertas del otoño, aspirábamos el aire frío de las primeras nieves y cantábamos villancicos.
El punto de partida de “Contra el fanatismo” será un acto de intolerancia y fanatismo ocurrido en Francia, como fue la muerte de Jean Calas. Se pone de manifiesto la indefensión del acusado, la falta de pruebas y lo absurdo de la denuncia por parte de una congregación radicalizada con la religión y llena de odio. La posición de la Justicia, viciada de la intolerancia social dominante y alejada de la razón, será objeto de la crítica de Voltaire que se pregunta si los jueces o el Papa son infalibles y demuestra la parcialidad de dichos jueces en el juicio que llevó a Jean Calas al cadalso, acusado de ahorcar a su propio hijo por su posible renuncia a las propias creencias religiosas para abrazar el cristianismo. Tras el veredicto final de los 13 jueces del caso Jean Calas, Voltaire exclama: Parece como si el fanatismo, indignado desde hace poco con los éxitos de la razón, se debatiera bajo ella con mayor rabia.
Memoria de la nieve
anida la memoria de la nieve, se suceden los encuentros, las revelaciones y los ecos que resuenan con la sequedad del frío entre las huellas de las pisadas de las sandalias de los montañeses, los pueblos astures y celtas, con sus armas, sus dioses y sus ofrendas. En cada poema aflorará una referencia al mundo de aquellos guerreros que vivieron y amaron estos territorios, en los nombres de las plantas, árboles, vestimentas, utensilios, ritos y leyendas del pueblo montañés.
EN TODO, VIDA
Esta agitación del aire; columna de mercurio
en fiebre de caléndulas y la reposada blancura
del invierno. En todo
vida a la orilla del tiempo ya cumplido
agua de melancolía,
despedida o saludo,
tal vez el alma.
Julio González Alonso
CELEBRANDO 12 AÑOS
en un año alrededor de la Tierra. Los 12 apóstoles de Jesucristo. Los 12 del cónclave de Qumran. El 12 de octubre de 1492. Las 12 del mediodía y las 12 de medianoche. Los 12 cascabeles de la canción de Joselito. Las 12 puertas de Jerusalén. El 12 como número atómico del magnesio. Los 12 nervios craneales. Los 12 dioses de la mitología griega. Las 12 letras de mi fecha de nacimiento: siete de marzo. Las 12 uvas de fin de año. Las 12 estrellas de la bandera de Europa como símbolo del orden cósmico, la perfección y la unidad. Los 12 frutos del árbol de la vida…
Adiós, dueño mío – La traición de la amistad
De la autora, que además de la comedia “La traición de la amistad” escribió poesía y novela, se dice que está considerada la segunda mejor narradora de la época, reconocida en su momento y elogiada por Lope de Vega. Entre sus obras destacan las “Novelas amorosas y ejemplares” o el “Decamerón español”, construido según el marco narrativo de la obra de Boccaccio y de claras influencias cervantinas en cuanto al estilo, naturalidad y frescura de su prosa. En el siglo XVIII, sin embargo, será prohibida por la Inquisición y los textos de María de Zayas, copiados a mano, pasaban de unas personas a otras de manera clandestina.
Es tiempo de volver a Almagro. Verano, a veces en extremo riguroso, otras más amable y benigno con mañanas frescas y noches serenas. Y el teatro. La cita estival con lo mejor del teatro clásico en la capital del teatro, dicho sin eufemismos y sin complejos, de España y aún del mundo.
El objetivo de esta edición es el de dar visibilidad a las mujeres del Siglo de Oro y hacer un reconocimiento de su obra. Su presentación en Lisboa, se hizo bajo el lema “Y el tiempo breve pasarás en flores”, de Sor Ana de la Trinidad (1577/1613), riojana, que siguió el camino místico de San Juan de la Cruz y Santa Teresa. Murió con apenas 36 años de edad y nos dejó una exquisita producción lírica en la que utilizó la fórmula estrófica del soneto y de la lira, retomando la tradición petrarquista. De sus pocos escritos conservados se pueden leer comentarios que valoran “la dulzura de su poesía, pulcritud, expresividad, sensibilidad y sensualismo”, y en cuanto al lenguaje se dice que era “veloz y enfático, aunque condensado, enigmático, culterano, abstracto y conceptual”. 