Aire arriba las faldas
me lleva por tus muslos al deseo
del placer de atracar entre tus nalgas. Eres mar
rugiendo embravecido de lujuria
en las olas alzadas de tus pechos
y es mi pasión bajel echando el ancla
en el puerto seguro de tu sexo.
En el enhiesto mástil de mi nave
eres vela inflamada por el viento;
aguas son que humedecen mi costado
de uno en uno, a la vez, todos tus besos.
Ignoro a qué costa de lascivia
arribará mi nave ni en qué arena
hundirá sus cuadernas y su quilla;
mas no importa si en esta travesía
igualará tan solo el don de amarte
el gozo de encallar entre los brazos
del fondo de tus playas y en tu orilla.
González Alonso
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