Si es en la voz del viento
que un suspiro de amor el alma advierte
confieso lo que siento
si envidia de esa suerte
se acosta al lado el miedo de no verte.
Y de la misma guisa
que el miedo me atenaza con perderte
corre la misma prisa
otro miedo más fuerte
cual sería la dicha de tenerte.
Que es el amor tan raro
tan frágil e inconstante en su andadura
que necesita amparo
de celos y locura
que la ilusión sujete a la cordura.
De este confuso modo,
en oleaje de amor y de vaivenes
ya no encuentro acomodo
si del amor los bienes
son desgracia si tienes… y no tienes.
Julio González Alonso
La estrofa empleada es la lira. Fue introducida por Garcilaso de la Vega en el siglo XVI y es de origen italiano. El nombre lo toma del único poema en liras que compuso (Oda a la flor de Guido) y que contiene esta palabra en su primer verso: Si de mi baja lira / tanto pudiese el son que en un momento / aplacase la ira / del animoso viento / y la furia del mar y el movimiento…
La estructura, a base de versos heptasílabos y endecasílabos con rima conosnante es : 7a -11B- 7a- 7b- 11B. Cinco veros, según se ve, que encierran bastante dificultad y San Juan de la Cruz las llevó a su perfección. Aunque no es una estrofa muy usada, creo que merece un puesto importante en la métrica española.
En otro lugar de este cuaderno también pueden encontrarse las siguientes liras: Postal de vida y de muerte
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