A un dibujo
Una especie de alma le brotaba por un ojo,
tal vez por una herida abierta sobre el ojo
o era el sombrero verde que apretaba su cabeza.
Caía en copos blancos su pena, y sobre el gesto
del hueco de su bigote, su nariz, sus mejillas,
discurrían hileras de dientes con mordiscos
de calavera muerta
(matada de una sonrisa
en primer plano)
Se consumó la agresión con aquella oreja atenta.
Los médicos recogían
los algodones blancos
y miraban a contraluz
frías radiografías.
González Alonso
Un alumno de 8º de E.G.B. del Colegio Juan Ramón Jiménez en el Valle Hebrón de Barcelona, en 1975 hizo un dibujo que dio pie al poema. Pasó el tiempo y perdí el dibujo original, pero la casualidad hizo que conservara el poema. Este dibujo que reproduzco no tiene ni la gracia ni la fuerza de aquel que mi alumno me entregó en clase y que mereció estos versos, pero espero que sirva.
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