Archivo de julio 2018

22
Jul
18

La Ternura, de Alfredo Sanzol.- Teatro de La Ciudad y Teatro de La Abadía

La ternura, de Alfredo Sanzol

Teatro de La Ciudad y Teatro de La Abadía

En el reparto: Paco Déniz, Elena González, Natalia Hernández, Javier Lara, Juan Antonio Lumbreras y Eva Trancón

Teatro Barakaldo, 21 de julio de 2018

 

La obra, producida por el Teatro de La Ciudad y coproducida por el Teatro de La Abadía, viene avalada por la firma del texto y la dirección escénica a cargo de Alfredo Sanzol. Suficientes argumentos de peso para prepararse a ver algo de calidad y a los que se sumarán los de las tres actrices y los tres actores encargados del reparto. Y no cabe la decepción.

La comedia de Alfredo Sanzol se nos presenta espléndida, juiciosa, ocurrente, mágica, llena de lirismo, interesante en extremo en sus dos horas de representación y sin descanso, que se nos harán breves como la felicidad, rara y efímera, que ocasionalmente jalona nuestras vidas.

No es descubrir el Mediterráneo decir que enseguida nos sentimos transportados al Siglo de Oro español, no sólo por el contexto histórico en el que se desenvuelve la comedia, sino por la maestría del estilo, los recursos lingüísticos y el ritmo. Sin que le falte la intención didáctica, que no moralizante, propia de la época.

El autor subraya de “La ternura” que se inspira en el universo de las comedias de William Shakespeare. Mención innecesaria, pero aclaratoria para evitar especulaciones. La comedia de Sanzol, que muy bien y oportunamente podría formar parte de la programación de festivales como el Internacional de Teatro Clásico de Almagro, brilla con el ingenio, la gracia, el humor y la agilidad de un Lope de Vega y el sentimiento profundo, penetrante y lírico de un Calderón de la Barca.

La solidez de esta pieza teatral no ofrece resquicios, es un todo en su interpretación y puesta en escena que constituye un hito destacable en la realidad del teatro español, para orgullo de todos.

Pero, ¿de qué va esta magnífica obra de teatro?  ¿Y quién mejor que su autor para explicarlo de manera clara y concisa? Alfredo Sanzol nos dice en el programa de mano de la representación:

La Ternura es una comedia romántica de aventuras en la que intento contar que no nos podemos proteger del dolor que produce el amor. Que si queremos amar nos tenemos que arriesgar a sufrir. Y que tampoco los padres pueden proteger a los hijos del sufrimiento de la vida porque eso pone en peligro la vivencia de una vida plena.

 La Ternura cuenta la historia de una reina algo maga y sus dos hijas princesas que viajan en la Armada Invencible obligadas por Felipe II a casarse en matrimonio de conveniencia con nobles ingleses una vez que se lograse con éxito la invasión de Inglaterra. La Reina Esmeralda odia a los hombres porque siempre han condicionado su vida y le han quitado la libertad, así que no está dispuesta a que sus hijas tengan el mismo destino que ella. Cuando la Armada pasa cerca de una isla que la Reina considera desierta…

Tras los puntos suspensivos imaginen la destrucción de la Armada Invencible y el sacrificio de miles de hombres para intentar salvar el destino de las hijas de la Reina Esmeralda; pongan ustedes a tres hombres en esa pequeña isla que la Reina cree desierta, un padre que detesta a las mujeres y sus dos hijos, recluidos en ella hace veinte años, cuando el menor de ellos contaba cuatro de edad y que, naturalmente, sabe de las mujeres lo que su padre le cuenta, describiéndolas como seres monstruosos. Tras la destrucción de la Armada por los hechizos de la Reina Esmeralda (vestida de verde, naturalmente) y su llegada a la isla de manera también mágica viajando en un gran pañuelo con el que se cubrirán, imaginemos cómo las mujeres se percatan de la presencia de hombres y, disfrazándose de soldados, se encuentran con ellos… para, tras estos últimos puntos suspensivos y todas las situaciones cómicas imaginables, desatarse la ternura.

La vida necesita y se alimenta del amor. Nadie nos puede proteger, como afirma Sanzol, de sus riesgos; pero nada nos puede procurar la calidad del estremecimiento de sus emociones. Situaciones nuevas y confusas para los habitantes de esa pequeña isla perdida en un océano de dudas y amenazas, pero también de esperanza y promesas. Todo se desata en los corazones. Y todo lo volvemos a descubrir en los nuestros. La obra “La Ternura” es un bálsamo para el espíritu, una navegación o travesía libre y sin complejos a la que nos hacemos en la nave del teatro. ¿Qué más puedo decir? Sólo aconsejar, sugerir, invitar a quienes puedan y tengan la ocasión, a formar parte de los afortunados navegantes subidos a este barco, y agradecer a cuantos armaron las tablas de esta embarcación el regalo de este viaje, el corazón puesto en la empresa, el duro empeño y la profesionalidad artística con que lo hacen.

No va más, sino la felicidad de haber tenido la suerte de participar en la aventura de esta tarde de teatro. Salud.

González Alonso

17
Jul
18

El burlador de Sevilla.- Tirso de Molina.- Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro, 2018

El burlador de Sevilla
Tirso de Molina

Compañía Nacional de Teatro Clásico
Directora: Helena Pimenta
Versión: Borja Ortiz de Gondra
Dirección del montaje: Josep María Mestres

Reparto encabezado por Elvira Cuadrupani en Isabela, Raúl Prieto en Don Juan, Ricardo Reguera como Rey de Nápoles y Fabio, Pedro Miguel Martínez es Don Pedro y Rey de Castilla, Samuel Viyuela en Ripio y Anfriso, Egoitz Sánchez  interpretando al Duque Octavio, Mamen Camacho en Tisbea y Pepe Viyuela haciendo de Catalinón y seguido en los demás personajes por Paco Lahoz, Irene Serrano, Juan Calot, Ángel Pardo, José Juan Rodríguez, Lara Grube y José Ramón Iglesias.

Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro 2018
13 de julio de 2018

Hablamos de teatro clásico. Nos separan de “El burlador de Sevilla” cerca de 400 años, de aquella sociedad, sus costumbres, formas de gobierno y visión del mundo. ¡Y está, sin embargo, tan cerca de nosotros este burlador!

El personaje de Tirso de Molina, pseudónimo del fraile mercedario Gabriel José López Téllez (Madrid, 1579), se mueve impelido por un hedonismo absoluto; la búsqueda del placer lo justifica todo y no existe norma que se oponga a ello que no se rompa. A don Juan no le importan sus víctimas, con las que no empatiza, sino solamente alcanzar el éxito, satisfacer su ego, disfrutar la felicidad de sentirse dominador y poderoso a costa de lo que sea, el engaño, la amenaza, el chantaje, la extorsión o la violencia que se deslizará por el terreno escabroso del asesinato. Seduce y miente, mata y engaña sin reparos, sin límites. La rebeldía de don Juan, desde su íntimo y profundo desasosiego vital, nos intranquiliza e inquieta. En cierto modo, el personaje creado por Tirso de Molina puede significar un precedente de los postulados del Marqués de Sade del siglo XVIII y la Revolución francesa.

Como sabemos, el dramaturgo madrileño entregará a su personaje al castigo del infierno, arrastrado por una de sus víctimas, el padre de Ana de Ulloa, que lo invitará a una cena con él en el cementerio donde está sepultado. El castigo del infierno, más allá de su vocación ejemplarizante, podemos entenderlo como una sentencia de muerte impuesta por la justicia divina a la que don Juan se enfrentará de manera inaudita para demostrar que nada le causa temor y dispuesto a desafiar y superar cielos e infiernos.

Dos aspectos más a tener en consideración, como son la catadura moral de los demás personajes y la actitud de las mujeres víctimas de don Juan.

Del primer aspecto observamos cómo se constata que los personajes que rodean a don Juan Tenorio cojean de la misma pata que el burlador, y el abuso de poder de los nobles, la corrupción, la prevaricación, la ambición, la violencia, la muerte y el asesinato, las conspiraciones, están a la orden del día y justificadas por razones espurias. La única diferencia con don Juan es que a éste no le hace falta buscar justificación alguna y reúne todos y cada uno de los crímenes en su persona.

¿Y las mujeres? Digamos que, en principio, no se salvan de la quema. Son seducidas a medias, más por el interés de alcanzar un estatus o posición social envidiable en brazos de un atractivo mozo que por el amor generoso y desinteresadamente entregado. Ponen precio a sus servicios más carnales y son estafadas. Pero también se aprecia en ellas una actitud beligerante en su actividad, pues saben lo que quieren, deciden y se enfrentan a su agresor denunciándolo públicamente y ante la autoridad del rey al que pedirán la reparación de la justicia.

Aparte de la novedosa y avanzada visión para la época de la mujer reivindicativa y activa, cabe la pena subrayar la profundidad psicológica que Tirso de Molina realiza en el tratamiento de todos y cada uno de sus personajes, fundamentando sus conductas y decisiones en las motivaciones personales y los sentimientos.

Tirso de Molina nos deja en “El burlador de Sevilla” un buen puñado de costumbres y conductas machistas, convicciones y prejuicios que no nos cuesta mucho reconocer y de los que aún no nos hemos desprendido hoy día a pesar de los innegables cambios habidos, pero que resurgen en episodios lamentables en forma de abusos y violaciones, en solitario o en grupo, en el maltrato y los asesinatos de mujeres casi a diario.

La Compañía Nacional de Teatro Clásico, impecable, nos traslada con su excelente trabajo lo que Josep María Mestres subraya en el programa de mano de la función, que “El burlador de Sevilla” sigue interesándonos por todo lo antedicho “y porque hay tanta poesía, tanta belleza, tanta magia, tanto sentido del humor, tanta teatralidad en el cuento de Tirso que no nos cansamos de escucharlo. Quizás sí siga siendo un mito…” Y cómo no, podemos asegurar que junto a otros muchos personajes como don Quijote de la Mancha, Sancho Panza, Hamlet, Ulises, Scherezade, Robinsón Crusoe, Romeo y Julieta, Emma Bobary, Peter Pan, Dorian Grey, Lázaro de Tormes, Godot, La Celestina, Lady Macbeth, Ana Karenina y etc. etc., don Juan Tenorio es también un mito universal. Sin dudarlo.

González Alonso

 

16
Jul
18

Verano en dos tiempos

 

 

Verano en dos tiempos

Las muchachas paseaban su piernas
al aire
y los pájaros
cantan.

Las muchachas mostraban sus pechos
desnudos
en la playa
y los peces nadan la alegría
de las aguas.

Las muchachas sonreían en los parques
del verano
y se posa, tímida, una mariposa
en la rama.

Revolotean los pájaros el aire,
los peces huyen esquivos
por las aguas quebradas,
reposa la mariposa extendidas
sus alas

y una sonrisa
feliz
me acompañaba.

González Alonso

 

01
Jul
18

Carta de julio

 

Carta de julio
Catedral de León

Yo vi la luz, yo vi
la luz
y un manantial de estrellas
y vitrales. Estaba ciego
y vi la luz, el milagro de ojivas
en mis pupilas de noche
y espacios inabarcables.

Yo rodeé sus piedras de palabras.
Yo alcé a sus pináculos el vuelo
de los sueños
y vi ángeles en coros de aleluyas,
la soledad titánica del hombre,
la escritura en el aire
de un salmo mineral
y poesía
y luz. Yo vi
la luz
del séptimo mes y estaba ciego,
ciego,
sin ver
delante de la luz bajo las bóvedas
de crucería
del templo. Yo lo vi.
Yo vi el milagro
de la luz
en los altares.

González Alonso




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