Las diez de últimas
Barajaron tus padres la partida
en un lance de amor. Fue gran ventura
tu venida a este mundo y la hermosura
del precioso regalo de la vida.
El juego que tocó, a la suerte unida,
te premió con jugadas y largura
en la felicidad que el tiempo apura
con días de alegría sin medida.
Pero llegada, al fin, la postrer mano
cuando quiso la muerte las penúltimas
cartas jugar, erró en su vano intento.
No es que del juego fuera yo un portento
pero supe guardarme de antemano
el triunfo que me dio las diez de últimas.
González Alonso
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