La (im)pertinencia del poema. Decálogo de andar por casa.
Se nos presenta a menudo la incómoda cuestión de establecer la bondad de un poema y su calidad; es decir, determinar su pertinencia o impertinencia como poema y su valor poético. Y casi siempre nos perdemos en un mar de dudas y vaguedades para concluir de manera precipitada en la apelación al arbitrio del lector que descansa en el único criterio del gusto personal. No parece haber manera así de juzgar con cierta objetividad el valor intrínseco de un poema y la valoración del mismo no sale de los estrechos argumentos de la subjetividad, tanto del lector según su sensibilidad, formación, cultura, edad y gustos, como del autor al cual, además de lo enumerado, atribuimos sus motivaciones. En esas estamos.
Hoy, día que apunta al verano con sus soles y cantos de pájaros, me he detenido un rato a pensar que todo aquello que no resulte pertinente será, en definitiva, impertinente; y por tanto, en cuanto a lo que se refiere a los criterios que personalmente sigo a la hora de enfrentar la lectura de un poema y los requerimientos a la hora de escribirlo, he creído oportuno reflexionar sobre las exigencias propias –que podrían ser, en algunos casos, también ajenas- para determinar que un poema es bueno o no lo es, si es pertinente o impertinente, al margen del estilo, siempre que el estilo –aparte de mis gustos o preferencias- presente un debido grado de consistencia. Y así nace este decálogo de andar por casa: Seguir leyendo ‘La (im)pertinencia del poema. Decálogo de andar por casa’
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