El faro de octubre
Ya los días pesadamente caminan por la altura
perezosa de los años
y octubre es faro encendido del otoño.
Dejaremos en manos del olvido
los campos de amapolas, las sombras
de los chopos que en verano
acunaron los abrazos y los besos.
Ya la herrumbrosa lanza del pasado
descansa en irredento sueño
sed de aventuras.
Dejaremos en la espiral del aire de las horas
las grandes ilusiones de otro tiempo
que fueron y no fueron; la nostalgia
cuando todo es paisaje arbolado de caminos
recorridos, anunciada promesa
de tacto de ceniza.
González Alonso
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