DIES IRAE
En el aire se abrigan los mensajes
helados del norte. Yo leo
como filos de navajas
el temor en los ojos
de las mujeres que aman a los soldados.
La tierra tiembla con ruido de motores,
cicatrices de tumbas y destino
de inocentes en las fronteras.
Los días de la ira están próximos
al dolor; se extenderá por las ciudades
la primavera. Nunca
será tan triste
en los corazones.
Todavía es invierno; cubre la nieve
los campos y los montes cuando el frío
deja volar las voces entre el viento
del galopar del caballo de la guerra
y los tambores.
¡Qué increíble majestad en la belleza
congelada de las horas de diciembre!
Miro aún las amplitudes de los paisajes quietos
y vienen a posarse como fanales de brasas encendidas
las lágrimas
en mis ojos.
Miro los cielos anchos de las naciones
y un dolor
se extiende
en vuelo de muertes y de voces
confundidas. Los días
de la ira rasgan el alba; el horizonte
es oscuro piélago de sombras
con presagios
de infortunios.
González Alonso
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