Algo de cuanto muere cada día
y es justo por injusto que así muera
ha de ser el lamento que era y no era
razón y confusión, tormento y guía.
De qué le vale al alma la porfía
del recordar constante lo que fuera
aquel tiempo feliz de primavera
cuando de la memoria desconfía.
Huye de mí, lamento del pasado
y ruina de la dicha del presente
con tu pesada carga de tristeza.
Que apartada tu suerte de mi lado
como el agua que mana de la fuente
la vida ha de brotar en su pureza.
González Alonso
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