Si en la cadena de una melodía,
en un olor, la luz de una mirada,
el calor de una voz enamorada
o el tibio amanecer del nuevo día;
si en el beso que el labio recibía
y al beso el labio daba amor por nada,
si en un solo color luce encarnada
la rosa en medio de la noche fría;
¡díme, vida, por qué tantos momentos
tan vacíos de música y colores
o de una voz de ardientes sentimientos!
¡por qué sin luz, sin labio, sin olores
tristes viven en ti los pensamientos
y ausentes de alegrías los amores!
Julio G. Alonso
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