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Agua de septiembre; torrentera
de monte
que busca desbocada
la honda anchura del cauce de los ríos
y crece sus riberas.
Vas del verano al otoño
con ímpetu amoroso,
aunque ya el vigor no llegue
con la frescura joven de la primavera.
Septiembre
en aguas que abarcan
el seco surco de la sementera
dormida; agua en el pozo
silencioso, los cangilones quietos
y en la lluvia posando la caricia
de su mano
por las hojas del árbol
que ya tiembla.
Julio Glez. Alonso
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