IV Festival El Argar Musical 2025.- Antas

IV FESTIVAL EL ARGAR MUSICAL 2025

ANTAS (Almería)
2 de agosto de 2025

Sólo hay arte; ni grande, ni pequeño. Y el lugar del arte es cualquier lugar donde se reúna un grupo de personas para crearlo o para disfrutarlo. Por eso no hay por qué sorprenderse de la noche de Antas en un suave día de estío con luna y en el espacio al aire libre de lo que fue, hace bastantes años, cine de verano, o el cine de la Paca, según  muchos de los que pudieron recrearse con las películas del momento, el paquete de pipas o las patatas fritas. Este es el lugar del concierto donde se armó un bello escenario con el fondo del muro blanco de lo que fue pantalla de cine en sus mejores días. Dos palmeras, una adelfa grandiosa y un árbol de frondosa copa cierran los laterales de de un marco bien iluminado con tonos suaves rojizos. El piano de cola blanco aparece abierto con todas sus teclas esperando los dedos de las manos virtuosas del maestro Miquel Quiroga; sobre el escenario, también se extienden dos atriles y se elevan dos micrófonos a los que acercarán sus voces las cantantes Patricia Calvache y Ana Häsler –organizadora del evento- , soprano y mezzosoprano, respectivamente.

Todo está dispuesto. Las personas colaboradoras del acontecimiento van y vienen trajinando los últimos detalles mientras el respetable, puntual, hace su entrada al espacio del recital. Un programa ágil y variado, con guiños a la cultura andaluza y argárica y temas de proyección universal. También la zarzuela. Empezamos con dos temas de Richard Strauss mano a mano entre las dos intérpretes. Seguirá el concierto con “Tu pupila azul”, de Joaquín Turina, en la voz joven, afinada y versátil de Patricia Calvache y, seguido, la réplica de Ana Häsler con la composición de Antonio García Abril de la Elegía a la pérdida de la Alhambra de Canciones del jardín secreto, un canto en árabe, triste y doloroso, en el cual Boabdil, último rey musulmán del reino de Granada, llora el quebranto del enclave mágico de la Alhambra y sus jardines. El pianista y compositor Miquel Ortega entrará en el juego interpretativo sonoro del concierto para regalar a la noche el tema En la Alhambra del maestro Isaac Albéniz. Sigue leyendo

Ainhoa Arteta en concierto

AINHOA ARTETA EN EL AUDITORIO DE VERA (ALMERÍA)
12 de abril de 2025

Esto no puede ser más que un comentario, la relación de algunas impresiones y nunca una crítica musical. Porque solamente puedo hablar como espectador y como oyente, no como entendido, de un concierto de música culta. En el escenario, Ainhoa Arteta y el pianista Duncan Gifford.

La vida personal de la cantante soprano Ainhoa Arteta ha pasado por serios momentos en los últimos cuatro o cinco años. Creo entender que una grave enfermedad la puso al borde la muerte, perdió un dedo de una mano y otro de un pie y, tras el largo periodo de tratamiento y recuperación, también perdió la voz.

El golpe terrible que sufrió la cantante tolosarra no consiguió derrotarla y sumirla en la desesperación y el abandono; la prueba es cómo enfrentó el concierto, con que entrega, entusiasmo, maestría y generosidad. Ha recuperado la voz y creo que volverá a cantar ópera.

El programa ofrecido en este concierto fue variado y muy bien escogido. Al piano, el virtuosismo de Duncan Gifford se hizo notar al acompañar las interpretaciones de Ainhoa y consiguió emocionar con sus interpretaciones en solitario al respetable público que abarrotó el auditorio.

Podría perderme en elogios con la pretensión de poner de relieve las bondades del concierto. Pero no será necesario. Ainhoa Arteta, además de cantar de manera excelente las canciones, nos transmitió emociones añadidas con su semi interpretación de las mismas, buscando una tarántula por aquí, por allá, por entre el patio de butacas o por debajo del piano de cola, así como con su expresión corporal subrayando el mensaje de cada canción. Canciones breves, hermosas, y una aria en la que la vimos disfrutar con su arte. Porque, fundamentalmente, se trata de sentir y disfrutar comunicando a su público la belleza de cada pieza musical. Sigue leyendo

TRISTÁN E ISOLDA.- RICHARD WAGNER

Tristán e Isolda
Richard Wagner

Teatro Euskalduna.- Bilbao

Eric Nielsen dirige la Orquesta Sinfónica de Bilbao
Director de escena, Allex Aguilera

Intérpretes:
Oksama Dyka es Isolda
Gwytn Hughes Jones es Tristán
Daniella Barcelona es Brangäne
Mark Mimica es König Marke
Egils Silins es Kurwenal

La ópera de R. Wagner es lo que se dice y reconoce universalmente, una gran ópera para una historia de amor, venganza, traición, pasión y soledad. Larga, insistente hasta la obsesión en los temas cantados y repetidos en magníficos solos y duetos, y un final incierto y confuso como un sueño que se debate entre la realidad y lo fantástico, mágico y fantasmal. Nos deja, al estilo shakesperiano, una buena nómina de muertos. Nada es tranquilo y apacible en esta historia.

La representación se desenvuelve en un ambiente tenebrista que evoca los sueños y las turbulencia amorosas de los protagonistas; esto, unido a la falta de acción y el hieratismo de los intérpretes, desposeídos del dramatismo teatral coherente con lo expresado y exigido en cada escena, nos deja en manos de la parte musical cantada y la interpretada por la orquesta. Al prescindir de la parte teatral la sensación es la de presenciar una historia falsa en la que cuanto se dice no se corresponde con nada y los personajes desaparecen. Puedes cerrar los ojos y no pasa nada, pues nada aporta la dirección escénica eliminando a los personajes para dar protagonismo a la ambientación con los efectos visuales presentados.

No creo que la pretensión de hacer vivir y sentir al espectador las dimensiones de este drama wagneriano de la forma y manera señaladas, ayuden a disfrutar ni más ni mejor la larga ópera de Richard Wagner. Es como escuchar un disco con hermosas proyecciones y efectos visuales de carácter simbólico. ¿Para qué ver cantar apasionados mensajes de amor, desesperación, reproches y promesas a dos enamorados sentados uno al lado del otro sin mirarse? Con la decisión tomada se ha convertido la ópera en un simple recital; o siendo menos drástico, digamos que se parece más a un recital que a una ópera con su parte teatral dramatizada, que es lo que se espera y se disfruta.

La obra transcurre entre la realidad mundana y los ensueños o la vida fantasmal de los protagonistas del drama. Nada que reprochar a los intérpretes y sus cualidades vocales, y nada que objetar a la magnífica Orquesta Sinfónica de Bilbao y su dirección. Pero, lo dicho; las pretensiones de Allex Aguilera como director de escena conducen al aburrimiento al prescindir de la acción e interpretación teatral de los personajes.

No hay nada perfecto. Se pueden intentar novedades, pues el campo del arte es ilimitado. Pero algunas veces se acierta y otras no. Y ese ha sido el caso.

González Alonso

Jerusalén- Giuseppe Verdi

JERUSALÉN
Giuseppe Verdi

Teatro Euskalduna- Bilbao
19 de noviembre de 2019

Tenemos un libreto de Alphonse Royer y Gustave Vaez basado en el de Temistocle Solera para I Lombardi alla prima crociata. Estrenada en la Ópera Le Peletier el 26 de noviembre de 1847, y en el día de la fecha anunciada en el Teatro Euskalduna de Bilbao como estreno absoluto en España.

Y uno, poco experto en óperas, sólo puede decir que le gustó la representación. No el texto. Sí la música y el canto. Y no me gustó el texto porque, además de tratar el típico drama del asesinato por celos y el posterior remordimiento tras hacer recaer la culpa en el causante de los celos e inocente de otro crimen que no fuera el del amor, los diálogos de las sucesivas escenas se repiten y alargan en exceso con cierta ampulosidad de lenguaje, aunque en algunos momentos brille algún rasgo poético. Sí me gustó –y mucho- la música, variada e interpretada –me pareció a mí- de manera magistral por la orquesta que se fusionó con la actuación cantada del coro, verdadero protagonista de la ópera, consiguiendo momentos de intensidad francamente emocionantes.

El hecho de que no hubiera parte recitada, la oportuna e impecable actuación coral y el que se sucedieran las arias, duetos y otras interpretaciones, hizo que me sintiera realmente a gusto y disfrutando. Sigue leyendo

El Holandés Errante

El Holandés Errante.- Richard Wagner

Teatro Euskalduna – Bilbao
Orquesta Sinfónica de Bilbao
Director: Pedro Halfter

21 de enero de 2020

Situémonos. El compositor alemán Richard Wagner escribe una ópera romántica basada en un relato de Heinrich Heine. Un marinero holandés navega errante sin que ninguna tormenta pueda hundir su barco ni morir. Se trata de una maldición del diablo que pone como condición para terminar con ella el que el marino consiga la fidelidad de una mujer hasta su muerte. Así, cada siete años el buque fantasma toca algún puerto y el marino tiene la oportunidad de cortejar a una mujer y conseguir su fidelidad eterna. En esta ocasión coincidirá ante las costas noruegas con otro marinero de regreso, entablan una relación y el holandés le ofrece sus riquezas a cambio de un hogar y de que le conceda la mano de su hija que, a su vez, mantenía algún tipo de noviazgo con otro joven convecino. Acepta el padre la oferta y la hija, antes de conocer al holandés ni la llegada del buque fantasma, ya estaba enamorada de él después de conocer su historia y contemplando el retrato del marinero errante, por lo que estaba decidida –en contra de la opinión de todo el mundo- a ser su salvadora. Cuando llega el holandés, le promete fidelidad eterna; pero el antiguo novio se interpone y el holandés lo toma como una falta a la promesa de fidelidad hecha y parte con su barco aceptando su destino. La joven lo sigue hasta la costa y se arroja al mar desde un acantilado muriendo al mismo tiempo que el barco del holandés se hunde entre las olas. Sigue leyendo

Los pescadores de perlas.- Bizet

Los pescadores de perlas.- Georges Bizet

ABAO/ÓPERA BILBAO
Teatro Euskalduna
27 de mayo de 2019

Tenor: Javier Camerana
Soprano: María José Moreno
Barítono: Lucas Meachem
Bajo: Felipe Bou

La primera impresión visual de la ópera “Los pescadores de perlas» de Bizet (1838/1875), el autor de “Carmen”, se recrea en un decorado austero, recorrido por una pasarela ligeramente curvada en sus extremos y, al fondo de ésta, una pirámide a modo de templo oriental. La acción se desarrolla en el antiguo Ceilán, hoy Sri Lanka. Y es que los autores del Romanticismo gustaban de ubicar los temas de sus obras en países lejanos y paisajes exóticos. Bizet lleva su historia de amor a las costas en las que se arriesga la vida en busca de las perlas.

LES PECHEURS DE PERLES EG

Según se cuenta en la obra, los pescadores de perlas pretendían conjurar el peligro de su trabajo con una sacerdotisa que viviría alejada y cubierto el rostro, cantando y rezando para ellos en su renuncia, bajo amenaza de muerte, al amor y el trato carnal o relaciones sexuales.

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Carmina Burana.- Carl Orff

Carmina Burana – Carl Orff
La Fura Dels Baus

Teatro Arriaga – Bilbao
8 de diciembre de 2018

¿De qué va Carmina Burana? Explicado sucintamente, digamos que esta representación operística o cantata escénica está compuesta sobre veinticinco cantos goliardos de los siglos XII y XIII correspondientes a un códice encontrado en Alemania en el siglo XIX. Son llamados goliardos los clérigos vagabundos y los estudiantes pobres de vida picaresca de la época. El compositor Carl Orff escribió la música entre los años 1935 1936 del pasado siglo XX.

La partitura de estas 25 piezas se adapta a la sencillez de los textos, mayormente escritos en latín, sobresaliendo por la gran riqueza rítmica que les confiere una belleza impactante.

¿Y de qué tratan los textos? Carmina Burana, también conocida como La Misa de los Borrachos, es una colección de sátiras de todos los estamentos sociales medievales, especialmente centradas en las personas que detentaban el poder real y en la iglesia católica; pero no escapan de sus críticas los hechos guerreros de las cruzadas, los raptos de doncellas por honorables caballeros y, sobre todo, constituyen un elogio desmedido del vino y los sentidos: el amor carnal, el goce y disfrute de la vida, el juego y los placeres de la mesa.

Las tres partes principales que forman la rueda de la vida en Carmina Burana son la Primavera, la Taberna y el Amor. Por cierto, aunque se escribe “carmina” en latín, sin tilde, se pronuncia “cármina”, con acento esdrújulo. Carmina significa canción o cántico, y Burana es el gentilicio de la ciudad alemana donde aparecieron estos cánticos.

Ahora bien, vayamos al espectáculo ofrecido por La Fura Dels Baus y su aportación teatral.

De la interpretación de La Fura yo destacaría su valor plástico y la interpretación musical, rigurosa con la obra, con una excelente orquesta y un conjunto coral que defiende las canciones de manera muy convincente; destacaría la voz y la interpretación del contratenor Lluis Figola.

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Cuatro conciertos y una ópera

Cuatro Conciertos y una Ópera
7 y 8 de marzo. Palacio Euskalduna y Teatro Barakaldo

Ópera: Un baile de máscaras.- Verdi

Vivimos rodeados de prejuicios. Uno de ellos parece ser el de pensar que la música clásica es algo tan minoritario que no interesa a casi nadie, y mucho menos al público joven. Vulgaridad, ramplonería, gustos horteras en música y celebraciones que no parecen ir más allá del fútbol en lo deportivo y los delirantes botellones en lo social, con cientos de jóvenes alrededor de las mezclas más variopintas de alcohol en las plazas y los adultos alrededor del mismo alcohol en bares, aceras y terrazas. Esa es la foto fija. Pero es, también, la mirada engañosa.

Eventos como los de este fin de semana en Bilbao y Barakaldo vienen a decirnos que no es así y que, junto a la ramplonería y la vulgaridad (tal vez por falta de alternativas) vive esplendorosamente el gusto por el arte cuando alcanza a vestirse de mayúsculas en sus cuatro letras. La música de Georg Friedrich Haendel (1685/1759) y de Johann Sebastián Bach (1685/1750), en una inusual maratón de tres días en el Palacio Euskalduna de Bilbao, con conciertos simultáneos en cinco de sus salas, más otros conciertos en salas más pequeñas y espacios abiertos del Euskalduna a cargo de los estudiantes de de los diferentes Conservatorios venidos de toda España, fue un éxito rotundo de un público heterogéneo entregado a la música del barroco escrita por estos dos gigantes de la música.

Al mismo tiempo, en Barakaldo, se ofrecía también la música unida al teatro en forma de ópera. Allí se recreaba la inspiración de Giuseppe Verdi en el título Un baile de máscaras. El teatro registró una buena entrada, no con la espectacularidad de los conciertos del Euskalduna, pero muy apreciable, en todo caso.Orquesta Sinfónica de EuskadiY la cuestión es, me parece, que cuando la oferta es de calidad y el precio se hace asequible, la aceptación del público y el éxito están casi asegurados. La ópera y la música clásica han sido, culturalmente, patrimonio de las clases sociales dominantes y enriquecidas. En sus manos, el arte fue siempre pura ostentación. Ahora, cuando el arte considerado elitista puede llegar al vulgo, adquiere dimensiones de grandeza y autenticidad, alejado del consumismo y la banal y huera exhibición.

De los tres días de programación, uno; y de los conciertos del día, cuatro. El de la Orquesta Sinfónica de Euskadi con Daniel Oyarzabal al órgano interpretando de Haendel  la Obertura de Theodora, el Concierto para órgano y orquesta nº 13 de fa mayor y la Música de los Reales Fuegos de Artificio. Después, la magnífica orquesta alemana Chorus Musicus Köln Das Nueue Orchester, con su bien armado coro y estupendos intérpretes y cantantes, en la Cantata Ich hate viel Bkümmernis de J.S. Bach. Continuamos, ya por la tarde, presenciando la actuación de la imponente y conjuntada Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias con la música de Bach orquestada por Leopold Stokowski (1882/1977) en el Pasacalle y fuga en do menor, Wachet auf, ruft uns die Stimme y la Tocata y fuga en re menor, además del Concierto para órgano y orquesta nº 4 en fa mayor con Daniel Oyarzabal al órgano. Y para concluir, la maestría demostrada y reconocida del grupo de cuerda Al Ayre Español, de Zaragoza, con las interpretaciones fieles y rigurosas de Haendel en el Concierto Grosso en sol menor opus 6, nº 6, el Concierto Grosso en do menor opus 6, nº 8 y el Concierto Grosso en si bemol mayor opus 6, nº 7, que dejaron el listón muy alto en este difícil arte musical con su interpretación vigorosa y rica de matices. Por medio, la Orquesta de flautas del Conservatorio Superior de Música de Aragón completó lo que fue todo cuanto pudo depararnos la jornada en el abarrotado Palacio Euskalduna.

Al Ayre Español de Zaragoza

La ópera de Verdi, El baile de máscaras, de cuyo argumento dejé constancia tras la representación vista en el Teatro Colón de Buenos Aires: Un Ballo in Maschera, Teatro Colón.- Buenos Aires, resonó con gran fortuna en el teatro Barakaldo, en la tarde del domingo, día 8, con una representación más convencional que la argentina, tanto en su escenografía, como en el vestuario e interpretación. Muy dignos todos los cantantes y el coro de esta compañía Ópera 2001 y Ópera de Massy (París), y muy buena la orquesta que sonó afinada y oportuna desde el pequeño foso del escenario del teatro Barakaldo.

La acción transcurre en Boston, convertido en un trozo europeo; el rey Gustavo pasa a ser el conde Ricardo y todos los arreglos que Verdi se vio obligado a realizar para evitar conflictos, como podéis leer en el enlace al comentario de la representación de Buenos Aires.

Por un fin de semana, Bilbao y Barakaldo pusieron la cultura musical a la altura de cualquier mito europeo, Viena, Praga, Berlín, París o Venecia, por ejemplo. Esperar que se repita y se haga costumbre, sería lo deseable. Vamos a pensar que será así.

González Alonso

Verdi: Un baile de máscaras

Teatro Colón de Buenos Aires.- Un ballo in maschera, de Giuseppe Verdi

Un Ballo in Maschera
Un baile de máscaras
Giuseppe Verdi

Teatro Colón.- Buenos Aires
6 de diciembre de 2013

De entrada, debo confesar que es un lujo poder comentar  una ópera desde el Teatro Colón de Buenos Aires. La sola presencia de este monumental edificio ya inspira los sentidos; contemplarlo por dentro es un regalo, y vivirlo con la representación de la ópera Un ballo in maschera, de Giuseppe Verdi, fue la experiencia completa de algo excepcional.

Coincide esta representación con la celebración del bicentenario del nacimiento de Verdi. Pero cualquier ocasión es buena para acercarse a la obra de este reconocido autor de finales del siglo XIX. Conocedor de su época y el mundo que emergía tras la Revolución Francesa, la crítica al poder absoluto no pasará desapercibida ni será bien tolerada por las decadentes monarquías europeas de la época. Así, su ópera se vio envuelta en rocambolescas aventuras con la censura, modificándola hasta el extremo de trasladar el asesinato del rey sueco Gustavo III, ocurrido en 1792, a la ciudad de Boston, en Estados Unidos, con otro nombre y estatus, de soberano a señor, y otras muchas modificaciones no menos absurdas.

Verdi, que se confesaba contento a medias con la ópera Gustavo III, título inicial, y de la cual opinaba que era grandiosa y vasta; bella… pero que también tenía los modos convencionales de todas las óperas, cosa que siempre me desagradó, y que ahora se me ha tornado insufrible, no puede digerir los recortes y cambios impuestos por la censura, vaciando casi por completo la obra de su verdadero sentido, la denuncia del poder y las luchas políticas y enfrentamientos sangrientos entre absolutistas y liberales tras la Revolución Francesa.

Como en toda ópera convencional, G. Verdi sitúa una historia de amor en el centro de su argumento. El rey y su primer ministro y mejor amigo, la mujer del ministro y el rey. El amigo que lucha y expone su vida para salvar la del rey, amenazada por los conspiradores; el descubrimiento por parte del ministro y amigo, de los amores entre su mujer y el rey. La decisión del ministro de unirse a los conspiradores y terminar con la vida del rey.

Toda esta historia, envuelta en la música verdiana, se desgrana poco a poco sobre el escenario. El asesinato del rey se llevará a cabo durante la celebración de un baile de máscaras, de donde –finalmente- la obra tomará el título. Y todo acabaría ahí, como un testimonio hermosamente compuesto por Verdi y por su libretista Antonio Somma, sobre los totalitarismos del XIX, si no fuera porque su puesta en escena actual con la dirección escénica de Alex Ollé, de La Fura dels Baus, nos desvelara –con indudable acierto- las claves de la razón de ser de los totalitarismos enquistados en el capitalismo y su modo de manejar la crisis económica y el malestar social bajo la apariencia de la democracia.

Alex Ollé nos presenta una ópera fiel a su interpretación musical y a su letra, pero que trata, además, de fijar el discurso de esta versión en la desconfianza que el concepto mismo del poder genera en el ciudadano anónimo. Todavía más cuando, en la actual crisis del capitalismo, el poder político y el financiero se confunden en una trama corrupta de intereses ambiguos del todo ajenos al bien común*. Así, las voces de los indignados cobrarán cuerpo en el personaje colectivo y anónimo, detrás de las máscaras, cuya intención será, sin embargo, arrancarle la máscara al poder*. Todos los personajes ocultarán sus intenciones y sus miedos con una máscara a lo largo de toda la obra, y en el baile final morirán todos junto al rey mientras se quitan las máscaras y aparecen otros personajes, los herederos del poder, con nuevas máscaras, éstas de gas, alzándose armados por encima de los cadáveres tendidos en el suelo.

El final referido, sugiriéndonos un inquietante poder cerrado sobre sí mismo en una forma evolucionada de un nuevo absolutismo o de un totalitarismo refundado*, nos hace agarrarnos al presente y el colapso de la sociedad producido por la crisis económica y la ya mencionada corrupción del poder político y financiero. De este modo, la ópera de Giuseppe Verdi deja de ser un simple adorno burgués o un testimonio histórico alejado de nuestro presente.

Puedo considerar que la iluminación refuerza en exceso con sus grises y sombras la intención de resaltar los aspectos más sórdidos del poder, o que el vestuario podría ser más variado sin temor a introducir alguna nota de color o mezclando trajes de diferentes épocas, lo que no restaría peso al pesimismo sin renunciar a una mayor belleza plástica. Pero son consideraciones de simple espectador nada ducho en la materia. Porque todo funcionó a la perfección, orquesta y coros, puesta en escena y el acierto interpretativo de los actores del día, con la elección –tal vez- menos acertada de la voz del tenor Marcelo Puente para el personaje de Gustavo III.

Saber de la existencia del Teatro Colón en la capital argentina de Buenos Aires, ciudad inquieta y culturalmente abierta, es creer que habrá una solución y salida digna de la crisis y problemas que asolan a nuestros pueblos y sociedades. Si entre sus paredes y sobre su escenario se representan obras como la que estamos comentando de Verdi, creo que es más posible aún y que el arte y los artistas son ariete y frente de batalla en esta guerra. Me alegra íntimamente que no se rindan.

González Alonso

*Declaraciones de Alex Ollé en los ·Comentarios del director de escena» del programa de mano de la obra.

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La bohème – Giacomo Puccini – Teatro Euskalduna de Bilbao

La bohème
Giacomo Puccini

ABAO-OLBE
Teatro Euskalduna.- Bilbao
18 de mayo de 2013

La bohème es una historia de amor. Amor a la juventud, al arte, a la vida; amor carnal y pasional con todos los ingredientes de seducción, enamoramiento y celos, rupturas, arrepentimientos y muerte, en medio de la sordidez de la pobreza. Pero es una historia de amor con dos ingredientes más, el de estar musicada y puesta en las voces de sus intérpretes, y el encontrarse enmarcada en el romanticismo del siglo XIX.

El término bohemia aparece con el escritor romántico Henry Murger (1822-1861) a partir de los episodios que escribió relatando su experiencia y la de sus amigos cuando vivió en el barrio Latino de la ciudad de París. La bohemia, dentro del movimiento romántico, se caracteriza por el estilo de vida de poetas, músicos, pintores, pensadores y artistas en general, imbuidos de ideales y espíritu creativo que comparten pisos y buhardillas entre muchas penurias económicas soñando con el éxito y el reconocimiento. Noctámbulos, aventureros, viviendo al margen de los convencionalismos burgueses y sin normas establecidas, liberales en extremo, participan del  valor de la amistad y el amor por la libertad.

Los personajes de La bohème, arrebatados del idealismo y los sueños propios de la bohemia, no pasan de ser unos artistas mediocres que en su loca carrera hacia la alegría del placer inmediato, de la transgresión de las normas sociales y la dosis suficiente de picaresca para sobrevivir, se topan con algunas contradicciones que no aciertan a resolver. La libertad individual, el liberalismo de las costumbres y las relaciones sociales y sexuales se encuentran con el amor y los celos o la aceptación de trabajos poco edificantes y justificables éticamente desde sus posiciones existenciales.

El drama romántico de La bohème no pretende pasar más allá de exponer el modo de vida de estos jóvenes artistas. Así, la resolución de los problemas planteados ante una idea liberal del amor y la vivencia de éste como algo exclusivo y posesivo desatará la tormenta de los celos que han de conducir a la ruptura de las parejas. La idealización del arte no resuelve la subsistencia diaria y en medio de una existencia precaria el recurso a la picaresca se convierte en el modo de sobrellevar una vida que, pese a todo, aman.

Los sentimientos profundos del amor aflorarán en la situación última y desesperada de la muerte de la joven florista enamorada del joven poeta. Admitirá éste sus celos y descargará su sentimiento de culpa en un reencuentro tardío. La amistad desata la piedad y la solidaridad; todo el grupo se vuelca con lo poco que pueden en el intento de salvar a la joven. Resulta inútil. Pero su muerte sirve para reconocer los verdaderos sentimientos de todos, a los que no pueden renunciar. La pareja del pintor y la corista se reencontrará y se aceptarán como son y con el amor que ambos sienten. El poeta se queda solo, aunque reconciliado consigo mismo.

Creo que esta ópera se verá con agrado en cualquier época y a cualquier edad. Aunque la parte dramática, aparte de la inocente pureza representada en el ansia de vivir de manera auténtica por los jóvenes bohemios, poco más puede aportar. El sentimiento del amor siempre embargará a los humanos y conmoverá sus corazones. La máquina de los afectos no descansa, afortunadamente, y junto a ellos reconocer el valor de la amistad o la solidaridad, es razón suficiente para entregarse a la obra y disfrutarla.

En la parte musical poco puedo decir, salvo que me pareció que todos los intérpretes cantaban estupendamente, con timbres vocales realmente hermosos. La intérprete de Mimí, Inva Mula, pienso que desarrolló una línea de canto muy bella y armoniosa. Los coros con los niños de la Leioa Kantika Korala aportaron frescura y belleza al conjunto perfectamente acompañado por la interpretación afinada de la orquesta. Nada se puede reprochar, o al menos yo no puedo, a sus interpretaciones. Otra cosa fue la escenografía diseñada. No se arriesgó nada. Convencional, previsible y costumbrista. No quiero decir que fuese mala o de mal gusto, que no fue el caso. Simplemente que obedeció a unos criterios muy conservadores. La ambientación e iluminación cumplieron su finalidad de recrear la atmósfera adecuada en cada escena.

No hace falta decir que merece la pena tener la ocasión de ver y escuchar una ópera como La bohème. Mis agradecimientos sinceros a la persona que, no pudiendo asistir a esta representación por razones personales, me brindó la oportunidad de disfrutar este espectáculo siempre sorprendente que es la ópera.
Salud.

González Alonso