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Hoy vengo a preguntar
por las sombras que huyen bajo el mismo sol
en direcciones contrarias
en un cuadro de Dalí.
No tengo
hoy
historia que contaros,
ni siquiera una anécdota, nada; sólo preguntas
sobre un sol con dos sombras en un cuadro
y una muchacha que corre con el cabello al viento
de un paisaje sólo desierto
abierto
a los ojos y la sed
-a la sed y a los ojos-
aire aquietado en ruinas y huesos calcinados.
Adivino tu grito en el exilio del silencio
de tu sombra
y el abrazo que esperas de los brazos del tiempo ;
mujer,
qué naves has quemado en la piel del deseo
desatado,
el labio húmedo
de pasión y besos de confesonario; qué esparcidas caricias
te visitaban
en el lecho de los sueños. Pregunto
mientras corres y saltas a la comba
y alejándose tu sombra por el este
me conmueve el miedo, aire quieto envolviendo tu desnudez
de niña
y puedo sólo preguntar tu nombre,
la urgencia que se agita
palpitante en tus pechos
ahora que corro ciego en la dirección contraria de tus brazos
para atarme al anudado salto de tu cuerda
y mi sombra, llanura desolada, se pierde en el oeste.
González Alonso
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