El faro de enero
Navegabas perdido entre las olas
atado al mástil de la edad y el miedo
la amenaza de un mar sin horizonte
ni la esperanza de llegar a puerto.
Y fue enero quien trajo hasta tus ojos
en la luz de sus costas la promesa
brillante de la nieve como un faro
para orientar tu rumbo con certeza.
El duro frío atado con los años
de la infancia, los primeros amores,
las primeras promesas, las mentiras
primeras, los primeros torpes besos
en que ardieron los labios y las manos
sujetas al temblor de su cintura,
del delicado abrazo de los cuerpos
junco de flor temprana en su hermosura.
González Alonso
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