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Ay, lejos queda de León la suerte
y ausente el alma para sí suspira,
que no basta escribir cuanto te inspira
para acallar la pena de no verte.
Si grande fue la dicha de tenerte
y sueño el aire que tu luz respira,
ya no es menor la angustia en que se mira
esta ausencia y el miedo de perderte.
Asentado a la orilla del camino
miro lejos y llega al horizonte
con la mirada un sueño peregrino
que alcanza de tus tierras el destino
hecho valle, genciana, río, monte
y el calor de tus gentes y tu vino.
González Alonso
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Estos versos van desde aquí dedicados a mi prima Flory González, con el deseo de que le gusten y en el convencimiento de compartir esa dulce añoranza de la tierrina que nutrió nuestra infancia. Con cariño.
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