Después de releer los cargos imputados al Cañueto, uno se pregunta en qué coño de sociedad estamos viviendo. No hace falta que gaste memoria en traer aquí a banqueros corruptos como Conde, la familia Rumasa, el fallecido Gil, con muertos en Los Ángeles de San Rafael (Segovia), especulador en Marbella y todo su entorno, amo de equipos de fútbol y un largo etcétera que añadir a estos personajes y otros de su calaña. Pasaron por juzgados, pisaron la cárcel de puntillas, a todo lujo y todo tren, y vivieron y viven orondos y felices de sus robos.
Y el Cañueto, bandolero leonés de nuestras Omañas, encerrado por escapar a pie enjuto de la cárcel para, atravesando media España o España entera, llegarse a sus tierras, a la memoria dura de su infancia, castigada por tanta miseria, pero, al fin, su infancia, la única que tuvo y retiene su dura memoria de hombre echado al monte, no puede hacer valer su voluntad. Acusado de fugarse de una cárcel que lo encerró por ser víctima de la necesidad. Pero, ¿no es el primer derecho de cualquier preso el de fugarse? El Cañueto, que lo hizo por lo limpio y sencillo, con la habilidad del hombre gatuno y avisado de las asechanzas del monte, no tiene reconocimiento de su derecho, el mismo que otros ejercen a golpe de talonario con dinero robado a todos para pagar a abogados indeseables y comprar a jueces corruptos.
Le acusan de quedarse dormido debajo de la cama de un feliz matrimonio en cuya casa, además de cobijo, fue a buscar alguna subsistencia. Aparte del susto, más que para condenarlo es como para premiar la delicadeza de esperar la oportunidad de abandonar la casa sin molestar. Si la naturaleza lo traicionó y cayó rendido de sueño atrasado y mal dormido en covachones y descampados, no se lo podemos censurar.
Poseer armas de fuego es otro de los cargos más graves a los que se enfrenta este hombre solitario, con afición a los puros y el humo de sus hojas prensadas, que espera pacientemente en la cárcel de Mansilla de Las Mulas. Ni me molestaré en comentar lo que son las escopetas de caza, incluida la de cañones recortados del Cañueto, y las pistolas. Tampoco nada que decir en manos de quiénes suelen estar y cómo se usan.
No sé si a Salvador se le anublará la vista un día de estos de otoño y el olor de las montañas cercanas le tirará más de lo que se cree. Pero no me extrañaría nada que así fuera. Sólo espero que ese día no le apliquen la vieja ley de fugas y uno o varios disparos por la espalda terminen con este terrible bandolero que jamás disparó a nadie y que dio los sustos justos para conseguir sobrevivir entre las retamas.
Yo les daría a sus perseguidores una escopeta y cuatro cartuchos enmohecidos, una navaja toledana para cortar queso y chorizo, y los echaría al monte a ganarse la vida. ¡A ver si eran capaces de tolerar las noches de lobos y llegar vivos a la primavera!
Pero al Cañueto no le pueden perdonar esto. Y él no puede entender la lógica del asfalto, los grandes robos de los bancos, la impunidad de los grandes empresarios o la especulación de constructores sin escrúpulos. Por eso están dispuestos a matarlo.
Julio G. Alonso
Nota.- Cuando parecía que nos habíamos olvidado de él o que él se había olvidado de nosotros, reaparece a sus 63 años para decirnos que no vuelve a la cárcel, que la vida del monte le tira más que la celda y que hasta aquí hemos llegado con la justicia y el modo de hacer justicia. Un personaje de novela y cine para quien se sienta tentado de escribir o filmar algo interesante. La verdad es que me alegro de que se haya fugado, según noticia del 15 de enero pasado, y espero que pueda terminar sus días en la libertad escogida de los brezales y los riscos. Una verdad discutible, naturalmente, pero que me produce la alegría de sentir que hay personas indómitas y decididas a vivir su vida, aunque no encaje en los moldes establecidos. Sólo espero -eso también- que (como parece haber sido hasta ahora, pese a las decisiones judiciales) no sea a costa de hacer daño o mal a nadie.
Noticia relaccionada:
Tras los pasos del último bandolero. Publicado en la página de Belt Ibérica S.A. en su revista de prensa del 26/01/06 según fuentes del Diario de León de 18/01/06
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