Florencio Gutiérrez Peña, abogado y Doctor en Derecho con importante obra publicada en su campo, además de dar a la luz trabajos como “Sobre las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812” o el libro “Poesía”, publica en los foros de La Comarca de Gordón este artículo de manera simplificada que aquí reproduzco íntegramente, sobre el libro “Ruido de ángeles”. En este mismo cuaderno encontraréis una entrada sobre su obra y su persona: Florencio Gutiérrez Peña.
Ruido de ángeles
Descubrimientos y análisis de la obra por Florencio Gutiérrez Peña
El poemario de Julio González Alonso, titulado Ruido de ángeles, editorial Vitruvio, 2020, es un libro que, por su valor poético, está llamando la atención sobre sus versos. El volumen comprende una colección de 70 poemas, estructurados, ordenados y distribuidos en 4 rúbricas, a saber: 1. De los justos (15 poemas); 2. La vida me mira (19 poemas); 3. Compromisos (19 poemas); y, 4. Las otras inocencias (17 poemas). Anotemos, de paso, que otros libros del poeta son Testimonio de la desnudez y Lucernarios. Una parte de su poesía la conocemos en este foro desde 2007, si no me equivoco, cuando empezó a publicar poemas sueltos en este Rincón Literario, que hoy prestigia con 52 de su autoría, algunos de los cuales, cuatro, aparecen incluidos en el libro Ruido de ángeles.
Como no soy filólogo, ni crítico literario, no tengo los conocimientos para hacer un análisis formal de textos, o de alta crítica teórica de ningún libro de poesía, y, por tanto, en este sentido, tendría que cerrar el pico. En verdad, de poesía sé muy poco, esto (tal como yo la entiendo): que no hay verdadera poesía sin emoción, sin hacernos sentir, sin hacernos pensar, si los versos no dicen cosas al conocimiento, al corazón y al alma. Al cabo, si no nos proporcionan una visión del hombre, de la vida y del mundo más rica. En lo que sigue, mi interpretación es personal y subjetiva, por tanto, en lo que digo, mera glosa sucinta, que no comentario, solo me expreso yo. Y no voy a hacer referencias a poemas, salvo unas pocas excepciones.
Dicho lo cual, a mi entender, Julio González es un poeta que no teje versos por juego o por entretenimiento propio, para pasar el rato o hacérselo pasar a sus lectores con resultado simplemente placentero, o que leídos deja tal cual al lector; no es una poesía decorativa. En su obra poética hay una meditación del mundo y de la vida, a la vez. En la selección de poemas que integran Ruido de ángeles, los versos del poeta, creo yo, son portavoz del espíritu de su autor y trasuntan una manera de ver y sentir el mundo, como escenario real, que le es propia, sin ser poesía confesional. Es una poesía anclada en la realidad, en el tiempo en que vivimos, en la vida inmediata, en el hoy y aquí, en el transcurrir del vivir, es decir, una poesía de nuestras vidas cotidianas, sin orillar la herencia emocional del tiempo pasado y las realidades interiores de su ser, que travesean el poemario, con versos espléndidos y, a veces, de serena conmovedora emoción, como, por ejemplo, en el poema Expediente 5 de junio. No hay retórica sino esencialidad de la palabra y estilo explícito. En el diseño constructivo de los poemas, en lo lingüístico predomina la sencillez y la naturalidad, con el uso de vocablos patrimoniales comunes, que posibilita una comunicación más directa y eficaz de la dicción poética, haciendo el canto asequible a todos (la poesía es comunicación), sin mengua de fuerza creadora, de significaciones, de precisión en la emisión verbal, ni de ritmo lírico. Cada poema tiene su motivo propio, su lenguaje, su colorido y su belleza. La conciencia de temporalidad, la señala el poeta cuando en el poema Os hablo a vosotros, dice: “Yo vivo en el tiempo de los péndulos de los relojes; yo os hablo con la lengua viva/de los días/de los calendarios…”. Seguir leyendo ‘«Ruido de ángeles», según Florencio Gutiérrez Peña’
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