Hoy no estoy para sufrir la poesía,
el verso más osado se me presenta huero,
el poema, aburrida retahíla de palabras
inútiles y ociosas
sin piedad machacando mi cerebro,
pueril la pretensión de deslumbrar que exhibe
sin pudor ni piedad para el oído
con fervor infantil nuestro poeta.
Hoy me cansan los lugares comunes y las frases
henchidas y pomposas; me acongojan
las rimas forzadas, me molestan
los sonoros adjetivos y los nombres
traídos a deshora.
Me saturan, pretenciosas, las metáforas,
los verbos se despeñan sin sentido;
no tengo el cuerpo para sufrir más ayes,
encabalgamientos abruptos ni monsergas
sobre el mundo y sus males. No estoy, digo,
para bromas, consejos ni licencias.
Hoy quiero
la tranquilidad vagabunda de las horas
y reír, reír
que es algo muy serio,
apagar con tus sonrisas y miradas
mi antigua sequedad de sentimientos
y celebrar el agua en sus murmullos
de fuente, la brisa entre los pinos,
tus cabellos peinados al descuido
y el amor que se mueve con el viento.
González Alonso
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